Caminando por el centro de Nashville, a una cuadra de la Broadway Avenue, hay una pared con una peculiar piedra tallada. En ella, se encuentra la respuesta a la pregunta que mueve a la ciudad: ¿Qué es el country?
Ésta es la Ciudad de la Música. No es un decir ni una metáfora, así la nombró todo un país (EU). Así forjó su último siglo de historia y sí, no hay otra manera de concebirla. Su esencia está entre canciones. De Down on music row (1973) de Dolly Parton a Nashville Winter (2011) de Nick13, con cientos de paradas intermedias; ahí, se captura y se define la esencia de la ciudad. Algunas, como I Washed my hands in Muddy Water, de Elvis Presley, resaltan la atracción de una ciudad que, una vez pisada, no sale del cuerpo. Otras, la apuntalan como una ciudad de ensueño, dispuesta a abrir sus puertas al talento. Y, las menos, como un sitio donde la nostalgia es anfitriona y cacique. Pero las más, las que por décadas han sobresalido, han sido aquellas que señalan esa imperosa necesidad de volver a sus calles. De regresar a la esencia de un pueblo en el que se puede escribir, se puede beber y, por sobre todas las cosas, se puede hacer historia a través de la música.
Parton lo canta así: “siento que un cambio viene…estoy en camino a Nashville”; mientras que The Everly Brothers lo deja en claro: “Necesito regresar a Nashville. Ahí estaban los buenos tiempos…”; Steve Earle le lanza una promesa: “un día de estos seré estable y te llevaré ahí, a la Ciudad Guitarra.”, e Indigo Girls cierra la sentencia a la perfección: “Iré a ti con medio corazón abierto y mis sueños de regreso. La ilusión de empezar de nuevo ahí, en Nashville”.
Aquí, todos son músicos o intentaron serlo y si no, es seguro que alguien de la familia viviera de la música. En un bar de la Broadway, en un estudio de la periferia, en el Museo de Johnny Cash (en la Avenida 3) o en una tienda de discos del Country Music Hall of Fame and Museum, donde todo cobra sentido. Es aquí donde no sólo quedan registradas las raíces de la historia del country, sino también de la ciudad, demostrando que no hay respuesta al huevo o la gallina. Nashville es hoy lo que es por su música y la música es lo que es hoy por Nashville.
Estas son las historias que se escuchan y se aprenden. Es lo que se habla en un bar cuando se te acerca un nashviliano para hablarte de cómo conoció a Dylan y le dijo que incluyera el banjo en cualquier disco. Para contarte como Mr. Tambourine llegó a la ciudad, en 1966, para finalizar en los Music Row Studios (en la avenida 17) su séptimo disco, ese que cambió la historia del rock para siempre. Ahí, a sus 25 años, encontró las raíces y los músicos que necesitaba para culminar Blonde on blonde y dejar claro que cuando el talento se cierra, siempre estará Nashville para crear puentes artísticos e inspirar.
Eso es justo el punto esencial: inspirar. A esta ciudad, que es verdad y como cualquier otra del mundo, ofrece compras, gastronomía y cultura, hay que venir a recoger y no a dejar. Hay que venir con ganas de tirar el mapa y que cada canción vaya llevando de bar en bar hasta terminar con los pies deshechos, por qué aquí, son ellos los que pagarán el placer que se llevará el oído. Así y sólo así, se entiende Ciudad Melomanía.
Aquí cuatro imperdibles:
La casa de Jack
Aquí, desde hace 150 años, cuando en 1866 se fundara la destilería, se fabrica el espirituoso preferido por Frank Sinatra: Jack Daniel's. Entre carbón de arce y roble americano, cualquiera puede entrar a conocer no sólo los procesos de producción de un clásico de la región, sino también la hstoria que liga de manera íntima a la música con el alcohol.
Y aunque el protagonista es el botellón de la etiqueta negra, aquí cobra más sentido la historia de cómo el whiskey se fue ligando a la vida musical de un pueblo, convirtiéndose en un indispensable en los estudios de grabación y en cualquier visita a Nashville.
Union Station Hotel
La antigua estación en renes del S. XIX fue reconstruida para darle vida a un hotel que transporta a muchas épocas de la ciudad. Elegante y tradicional.
Tootsies Lounge
Por más de medio siglo, ésta ha sido la casa del country. En sus tres escenarios se han presentado lo mismo Dolly Parton que Willie Nelson o Taylor Swift. Aquí, cualquier noche es espectacular y cualquier show algo más que provocador.
Blackstone Brewing Co.
La producción de cerveza local es un lugar común en Nashville y aquí, en la primer cervecería del pueblo, son las protagonistas de su espectacular barra.
Sin duda la regla es muy cierta: hay una sola regla para conocerla: aquí, escuchar vale más que ver
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