Fusionando la era de las nano partículas y la antigua
tradición alquímica con su noble búsqueda de la luz, investigadores de Taiwan
han econtrado una alternativa hiperestética para iluminar las ciudades: árboles
que brillan, emitiendo una inspiradora presencia fotónica que baña de luz las
calles, parques y plazas. El extasiante
descubrimiento consiste en inyectar nanopartículas de oro a los árboles.
Este sublime recurso de iluminación urbana reduciría masivos
costos en las ciudades que utilizan postes de luz eléctrica y representaría un
disminución significativa en las emisiones de CO2 por parte de los grandes
centros urbanos. Además, representa una alternativa para hacer más sutil la
“cotaminación de luces” en una ciudad y seguramente favorecería la sensibilidad
de los ciudadanos ya que el escenario es altamente inspirador lo cual tal vez
haría que el mundo se poblará de poetas y artistas.
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