Bajo un
sol inclemente, los turistas escalan como hormigas por el pedregoso volcán
Cerro Negro de Nicaragua. ¿El objetivo? Lanzarse en tablas desde la cima a
velocidades de hasta 80 kilómetros por hora.
La
actividad es conocida como volcano boarding y atrae anualmente a unos 50.000
osados turistas, principalmente norteamericanos, alemanes, canadienses,
franceses, austríacos y británicos, según cifras del Instituto de Turismo
local.
"Me
gusta la aventura, me gusta la adrenalina", dice el austríaco Leo Rainer,
tras bajar unos 700 metros sobre una tabla por la arenosa falda del volcán
El Cerro
Negro, de 728 metros de altura, es el segundo volcán más joven del planeta,
después del Paricutín de México. Es también uno de los más explosivos de
Centroamérica.
Desafiar
el peligro
El miedo
no existe para estos aventureros, que empiezan a trepar por el cerro uniformados
con shorts, remeras y gorras. En el sitio en que reposan unas enormes piedras
negras, residuos de la última erupción, empieza el verdadero tour. Con sus
tablas a cuestas y bajo un sol que abrasa, los turistas inician el ascenso por
un estrecho camino. Todos lucen relajados y optimistas.
Tras una
caminata de más de una hora, interrumpida por recesos en los que los turistas
aprovechan para descansar y hacer selfies, el grupo llega a la cima desde la
que se aprecia parte de la cordillera volcánica y la colonial ciudad de León.
En la
cima, el paisaje hace pensar en un desierto de arena negra formado por
partículas de minerales expulsadas por el volcán y que brillan a la luz del
sol, mientras salen fumarolas de gases sulforosos.
En
inglés, los guías explican a los turistas cómo sentarse sobre las tablas para
deslizarse sobre la pendiente, que desde arriba parece un precipicio.
Sin
hacer muchas preguntas, los deportistas se alistan, se encaminan a la pendiente
y se van lanzado uno tras otro sin titubear.
Un buen
negocio
El
volcano boarding se practica en el Cerro Negro desde 2005 y el interés por el
deporte ha ido creciendo
Para
León este deporte extremo es un buen negocio, que ha vitalizado el turismo y
mejorado las finanzas de la histórica ciudad, fundada en 1524 por los
conquistadores españoles y en 1610 reubicada por la explosión del volcán
Momotombo.
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