'Nadie ofrece duros a peseta', decían nuestros abuelos. Pero ellos no tenían internet, aplicaciones para móviles ni los cientos de empresas intermediarias que florecen hoy para beneficiar a los consumidores avispados.
Tanto el ejecutivo agresivo que pasa media vida subido a un avión como el trotamundos humilde que tiene que ahorrar durante todo el año para hacer un par de viajes largos, reconocerán la difícil decisión: echar el resto en viajar en una de las mejores clases (con el riesgo de lamentarse después del capricho) o que gane la contención (y probablemente sentirse imbécil esperando colas interminables, o durmiendo en el suelo por unos pocos euros menos).
Gilbert Ott lleva muchos años viajando en primera clase a destinos lejanos y ha compartido su experiencia con la página web 'MailOnline Travel'. Ahora vive en Nueva York y ha identificado trucos para ahorrar a la vez que disfruta del mejor trato (y la comida menos horrible) entre las nubes. Sin picaresca, sin contravenir ninguna norma y sin enchufes. Simplemente dedicando unos minutos más a reservar y preguntando justo antes de viajar.
Si te gusta el lujo en todo menos en el precio, he aquí una pista de despegue que puedes recorrer.
1. Usa buscadores de vuelos baratos
Parece de sentido común, pero solo lo es si ya se conoce la posibilidad. Se trata de webs (también puedes encontrarlas como "comparadores") en las que el viajero introduce lo que necesita y rellena datos de su situación (edad, qué servicios busca, etc.) y se le ofrecen, listadas por orden, las opciones más económicas. Tienes por ejemplo Kayak, eDreams, Google Flights o las secciones de vuelos de Rastreator y Lastminute.
Hay ofertas puntuales a punto de expirar que son difíciles de encontrar sin esta herramienta.
2. Protege tu billete
Para el que viaja a menudo, conviene tener una tarjeta de crédito que premie por ello. Hay muchos acuerdos de los que el viajero puede aprovecharse para convertir lo que gasta en volar en regalos o descuentos para otras cosas.
Ott recuerda que no todo depende de la pericia de los que están en la cabina de mando: los contratiempos ocurren, y muy a menudo. Si la tarjeta de crédito incluye coberturas por retrasos en vuelos (normalmente se cubren a partir de tres horas de espera), el viajero se asegura ventajas que casi le harán alegrarse de la situación: ropa, artículos de higiene, noches de hotel... El valor de las compensaciones puede rondar hasta los 500 euros. Si hay que esperar, que no sea con la plebe.
3. Los mejores asientos
Hay normas generales útiles para escoger el mejor lugar del avión, pero no son suficientes. Este experto tiene claro que no es lo mismo viajar en la fila que está justo detrás de la cabina de la tripulación y un asiento medio junto al baño, mucho más cómodo y habitualmente más caro. Pero la única forma de acertar seguro es chequeando las valoraciones concretas sobre cada asiento de los viajeros que los han probado. ¿Y cómo se puede hacer? Por internet, otra vez.
En la página SeatGuru, por ejemplo, se dedican específicamente a ello. Se puede ver un plano, como el de los teatros y las salas de cine al hacer reservas 'online', y comprobar qué asientos están mejor y peor valorados. Así es fácil decidir cuál tiene mejor relación calidad/precio.
ExpertFlyer.com permite a los usuarios recibir alertas (gratuitas) cuando hay buenos asientos libres. Configurando esta opción llegarán al mail del interesado y lo sabrá antes que los demás. Hay compañías aéreas que cobran un plus por los mejores asientos. Puede parecer un lujo excesivo cuando se está en casa cómodamente sentado en el sofá, pero se vuelve bastante más importante en el momento de embarcar.
Ya en el aeropuerto, muchas compañías permiten cambiar el asiento si descargamos su 'app' para móvil. Ott dice que con suerte puedes encontrar una fila entera libre y tumbarte a tus anchas (y a tus largas) como en una cama.
4. Pases rápidos
Los pasajeros de primera pueden restregarle su categoría a los demás pasando los primeros en las colas de seguridad. No es necesario tener este tipo de billete para conseguir la misma ventaja, comprándola. Merece la pena en períodos de vacaciones especialmente movidos.
¿Cómo saber si supondrá una auténtica diferencian? En TripAdvisor se puede ver la estimación de espera para cada vuelo, y van actualizándola si hay cambios de última hora, hasta el mismo momento de embarque.
5. Sala VIP para todos
Los que no se sienten VIP todos los días también tienen opción de disfrutar de la sala de espera más confortable. Para no pagar demasiado por este premium se puede recurrir a aplicaciones como Lounge Buddy, Priority Pass o No. 1 Traveler.
Se puede obtener un pase a precios bastante modestos (desde algo más de 20 euros hasta cerca de 60) sin necesidad de viajar en primera. No es solo un detalle de distinción para presumir: estos paraísos de la espera tienen ventajas como barra libre ilimitada, comida caliente, WiFi, asientos cómodos y hasta duchas en algunos casos. Mejor que en casa, vamos.
6. Comida decente
Está claro que comer en turista no es la mejor experiencia gastronómica posible, pero en algunos casos se puede mejorar embarcando con comida de fuera, así que conviene consultar y barajar opciones.
Hay empresas que ofrecen kits para el viajero (de cócteles, por ejemplo), diseñados con gusto y que incluyen todo lo necesario para prepararse un aperitivo tan aparente como el del avión pero a mejor precio.
7. Ascenso
Si se tienen puntos promocionales acumulados, se puede preguntar la posibilidad de usarlos para viajar en las mejores clases aunque se haya adquirido billete de la peor. A menudo la zona barata del avión está llena pero la compañía no ha conseguido vender apenas asientos en Premium, Business o incluso en Primera, y permite cambiar el billete.
A ellos les conviene llenar los huecos y al viajero ser uno de los afortunados, así que nunca es mala idea intentar la jugada en el check-in, en la puerta de embarque e incluso en el mismo avión, desde que algunas aerolíneas empezaron a ofrecer la opción de gestionar esta mejora desde un iPad.
¿Se acabó la lucha de 'clases'? En todo caso, ahora se libra 'online'.
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