Seis razones contundentes y sociológicas
Se suele decir que “el viaje se acaba, pero los amigos que haces son para siempre” y en cierto modo es verdad. Aunque viajes solo o acompañado, sea por España o en el extranjero... Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos topado con esa persona que estaba en el sitio y en el momento adecuado. Ya sea en un interminable trayecto de autobús de Madrid a Barcelona, en el Camino de Santiago, viajando en tren por Europa o en una excursión al Machu Picchu. Nunca imaginaste que encontrarías a tu alma gemela viajera o tu media langosta —como diría Phoebe Buffay— en el lugar más insospechado. Hoy, te explicamos por qué nunca es tarde para hacer nuevos amigos, sobre todo si estás viajando.
1. HACER AMIGOS ABRE LA MENTE
Tal como afirma Natalia Lagunas, profesora del departamento de Psicología de la Universidad Europea de Madrid, “viajar nos permite conocer otras culturas —sea dentro de nuestro propio país—, probar comidas distintas, escuchar a gente distinta, comportarnos de manera distinta; todo esto son nuevos aprendizajes, que tenemos que acomodar en las estructuras mentales que ya tenemos —nuestra comida normal, nuestro lenguaje verbal y no verbal diario, nuestras costumbres, etc.—”.
Si viajar es una experiencia en sí misma, conocer a otras personas en este contexto también nos enriquece y nos abre la mente. ¿Cómo? Conociendo distintos puntos de vista sobre sus países de origen, los destinos que habéis visitado o el lugar en el que os habéis conocido. Esta clase de relaciones son idóneas para conocer nuevas culturas, opiniones y tradiciones; el mejor modo de romper con prejuicios o clichés heredados de nuestra sociedad y para ver el mundo de otra manera.
2. AUMENTA LA EMPATÍA
Como señala Lagunas, “después de viajar sabemos lo que es estar perdido en una ciudad o pueblo que no conoces y con el que, además, no compartes la lengua ni las costumbres; sabemos también lo que significa tener que adaptarte a un medio distinto al tuyo, lo cual nos hará más empáticos con otros viajeros pero también con las personas con las que convivimos en el día a día”. Gracias a este bagaje previo, es más fácil conocer a gente que ha vivido lo mismo que nosotros. Este hecho se potencia sobre todo en esa clase de viajes que implican un mayor esfuerzo físico y mental como el Camino de Santiago, un Interrail o una ruta improvisada por el mundo.
“En este tipo de viajes la probabilidad de enfrentarse a imprevistos aumenta, lo cual requiere flexibilidad mental para facilitar la adaptación de nuestros planes a las circunstancias sin que la frustración nos agobie y esa adaptabilidad también nos permite estar más abiertos a conocer gente, porque además necesitarás hacer uso de tus habilidades sociales si te encuentras en problemas —te pierdes, necesitas indicaciones, buscas hospedaje, etc.—, y la gente que tienes alrededor está en las mismas condiciones que tú, con lo cual, generalmente estará igual de predispuesta a relacionarse y compartir”, apunta la docente.
3. ENCONTRARÁS A PERSONAS QUE AMAN VIAJAR TANTO COMO TÚ
Es un hecho que tener intereses comunes ayuda a congeniar con otras personas. Por regla general, cuando estás en una ciudad distinta a la tuya, encontrarás otras personas a las que les guste viajar tanto como tú. Gente independiente y curiosa con la que podrás compartir experiencias personales, hablar de viajes pasados, el país más barato y el más caro que habéis pisado, el paisaje más bonito que habéis visto o el mejor recuerdo que lleváis con vosotros. “Viajar es un momento de mucha intimidad, no viajamos con todo el mundo, como compañeros de viaje buscaremos a personas con las que creamos que podemos soportar ese grado de intimidad y complicidad”, apunta la profesora de psicología de la Universidad Europea de Madrid.
4. CONOCERÁS MEJOR LA CIUDAD QUE VISITAS
Si tienes la suerte de conocer a gente que lleva ya varios días visitando esa misma ciudad o, mejor todavía, gente que viva allí —ya sea a través de couchsurfing, de Airbnb o simplemente por casualidad— podrás conocer de la manera más auténtica ese nuevo destino. Ellos te darán las mejores indicaciones y recomendaciones, compartirán contigo sus rincones secretos y te ayudarán con cualquier problema que tengas con el idioma. ¿Se te ocurre una razón mejor?
5. PUEDES HACER AMIGOS PARA TODA LA VIDA
Sabemos que esta frase suena mucho a taza de Mr. Wonderful o a libro de autoayuda, pero es cierto. Las amistades que surgen en un viaje son como el amor a primera vista: emocionantes, inesperadas y muy intensas. Aunque vayas de viaje con tus mejores amigas o con tu familia, puede que encuentres a tu alma gemela viajera con la que has conectado desde un primer momento y con la que, después de volver a casa, compartirás millones de anécdotas. “Los viajes de larga duración o realizados a sitios en los que esa nueva red socialnos hizo más agradable la estancia, ya que esos lazos estarán más fortalecidos sea por el tiempo o por el grado de interacción”, explica la profesora del departamento de Psicología de la Universidad Europea de Madrid. Pero… ¿cómo conseguir mantener esa relación a largo plazo? Según Natalia Lagunas, “si logramos realmente establecer una relación de amistad, más allá de ser simples conocidos, es probable que esa relación sea tan duradera como cualquier otra en nuestro sitio de origen”.
6. CONOCER GENTE DE OTROS PAÍSES SIGNIFICA QUE EL VIAJE NO ACABA CON ESE PRIMER ADIÓS
Para que la despedida no sea tan amarga, hay que pensar que todavía quedarán nuevos destinos por conocer juntos. ¿Y sabes qué es lo mejor de todo? Que podrás viajar a su país de residencia —y con suerte no pagar alojamiento— o que él, ella o ellos puedan visitar tu ciudad y hacerles la guía perfecta para viajeros, pero no para turistas.
*PERO... ¿Y SI NO SOMOS TAN SOCIABLES COMO NOS GUSTARÍA?
Según Natalia Lagunas, “una persona introvertida, no especialmente hábil en simpatía y/o empatía, no muy abierta a vivir experiencias, es muy probable que después de un viaje lejos de su zona de confort se encuentre más empoderada a su regreso y vea de manera fehaciente que la interacción social, la empatía/simpatía, los retos, las nuevas experiencias, son mucho más fáciles de afrontar y que, por ende, es muy probable que alcance mayor estabilidad emocional, crecimiento personal y una configuración de la personalidad más flexible con el ambiente”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario