miércoles, 2 de agosto de 2017

Confitería La Europea de Cosquín cumple 104 años

Ubicada en la esquina de Perón y Sabattini, el lugar entró en la historia cordobesa, ya que allí nació la peña que dio origen al Festival Nacional de Folclore.

Este 1 de agosto cumple 104 años la Confitería Europea de Cosquín; a la que la historia le reservó un lugar gracias a su pionero: José María Villanueva.

Su vida es un simple relato que refleja a tantos inmigrantes que forjaron el futuro y fueron eslabones de progreso, el trabajo diario y la aventura de un nuevo país, entre el polvo de la harina y el calor del horno. 

Desde España a Cosquín
José María Villanueva, a temprana edad, enjugó sus lágrimas mientras se aferraba fuertemente a la pasarela del barco en aquel 1910, que lo alejaba de su terruño español. Asturias y el poblado “El Tremendo”, quedaban atrás con sus acantilados y el mar bravío que los castigaba, América ya no sería sólo sueño y esperanza: había dado el gran paso hacia su destino esperanzador.

Con el oficio de panadero y confitero a cuestas, ya en Buenos Aires, el establecimiento “Las Bellas Artes” le abrió sus puertas y allí comenzaría a elaborarse por primera vez en Argentina, el tradicional pan dulce navideño.

Corría por sus venas sangre joven e inquieta; hace escala en Rosario un corto tiempo y la capital cordobesa acuna sus esperanzas: ya era el maestro confitero en “El Plata” y “La Oriental”.

Los ojos de María
Así llega 1913, amasando cada día el pan y los sueños, esos que lo hacen subir al tren y arribar a Cosquín donde encuentra una sola panadería, la de Magín Marqués; las discusiones por su compra y la negativa ante la misma, lo llevan a querer partir nuevamente hacia la capital, cosa que no resultaría fácil porque cada siete días pasaba el tren entre estas montañas que tanto le recordaban a Asturias y menos fácil fue resistirse a los ojos de María, que lo atraparon para siempre… Y así, decidió quedarse a trabajar para Marqués, que ganó un exquisito maestro pastelero y un hijo en el arreglo… José María, había encontrado su lugar en el mundo.

Día tras día, amasijo tras amasijo, Confitería y Panadería Europea se iba afianzando. Otro eslabón para su sueño fueron los tres hijos que María le dio, y así, Juanita, Eduardo y José María, comenzaban a corretear por la cuadra, entre madrugones y trabajo.

En la jardinera y al trote
No eran fáciles los tiempos, sólo senderos y huellas entre los cerros. Alistar cada mañana las jardineras y a puro trote, el pan de Villanueva poblaba las mesas en Punilla, desde Tanti a Huerta Grande, llevado su mensaje de vida. Luego vinieron los caramelos, helados y turrones, las navidades no estuvieron más en soledad con esos primeros panes dulces que hicieron historia en la región.

Tanta historia hicieron que Don Valentín Muiño, apurando al pingo de la jardinera rumbo al Hotel Edén de La Falda, no podía entender quién sería el destinatario de ese pan dulce gigantesco que transportaba, por el cual, Villanueva había trabajado tantas noches en la cuadra y tantas recomendaciones le había dado. El gallego Muiño, no salía de su asombro, cuando llegando a destino observo un lujoso carruaje, de donde bajaron miembros de la familia del Rey de España, por entonces, Alfonso XIII.

La primera peña folclórica

Pasó el tiempo y mucha agua por el viejo Río Cosquín. Ya no había reparto, las poblaciones crecían y la jardinera dormitaba en el galpón mientras los retoños crecían y Juanita Villanueva se desposaba con Saúl Castro. 

La sangre nueva continuaba con el sueño de Villanueva, ya Confitería Europea, convertida en tradicional esquina, donde también se podía saborear el tradicional té, poblando sus mesas en las tardecitas serranas.

Juanita y Saúl les trajeron los primeros nietos: José, Jorge y María Rosa, sin pensar siquiera que la tradición perduraría inexorable. 

Llega 1961 y el suceso que marcaría la ciudad para siempre, comienza el Festival Nacional del Folklore, ese arrojo de cortar la ruta nacional en la Plaza San Martín y echar a volar las colpas y la poesía, ¿A dónde dirigir los pasos y esperar el nuevo día entre guitarra y canto? Así Confitería Europea se convierte en la primera y más amable peña, el primer refugio cultural para el encuentro de los amantes de la noche festivalera. 

Un joven Jorge Cafrune que presentaba a su promesa, la tucumana Mercedes Sosa; un tímido Argentino Luna, el mito Hernán Figueroa Reyes, palomas al viento en los poemas de César Perdiguero, Chito Zeballos, las payadas del Uruguayo Araniz Arrellanos, de Cuyo llegaron los Quilla Huasi, así todos y cada uno, innumerables…. Trabajo de sol a sol para los Villanueva y los Castro, extraño destino el del asturiano: combinar las realidades con los sueños de los hombres.

José, Jorge, María Rosa Castro y El Porvenir 
El negocio creció, a Confitería Europea se le agregaron Confitería Munich y parrilla Río Cosquín, atravesando el puente carretero hacia el norte de Punilla.

Afortunadamente, llegamos a estos días y la familia también sigue poblándose de nuevos integrantes, la cuarta generación. Ellos son Federico, María Belén, Evangelina, Milagros y Cecilia, quienes al igual que José María Villanueva y Saúl Castro, encontraron su pasión detrás del mostrador y en la cuadra, donde se fabrican las dulzuras, alimentando cada día este sueño de continuidad, junto a los tres pequeños retoños: Santino, Victoria y Guillermina que integran la quinta generación, que ya andariegos y traviesos, alegran los días familiares.

La esquina de Perón y Sabattini, llamada también “Jorge Cafrune”, sigue teniendo la mejor energía que los fundadores buscaron y que seguramente allí encontraron, con la elaboración de productos de altísima calidad, con recetas únicas y con experimentadas y laboriosas manos de sus maestros pasteleros. 

Sean bienvenidos, todos los que quieran conocer más, acerca de este apasionante relato de amor, la del asturiano y el barco, la de José y María, la de la jardinera y el pan dulce; la de Juanita y Saúl, con sus noches peñeras.

Sepan que esta historia, no es solamente la de una confitería, la de una familia ni la de una ciudad, es la que a lo largo de estos 104 años, entre todos, quienes cruzamos sus umbrales, supimos construir

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