Bajo el entusiasmo que al parecer provocan en el gobierno de Bashar al Assad los recientes triunfos de sus tropas sobre los yihadistas del ISIS, el Ministerio de Turismo sirio salió insólitamente a promocionar el turismo en su costa mediterránea. E
l grotesco causó escozor a nivel internacional, especialmente en Europa que no para de recibir refugiados de esa región, ya que Siria está sumido en una sangrienta guerra que dejó al menos 470.000 muertos y más de cinco millones de desplazados.
El lugar elegido por las autoridades turísticas es la bella ciudad balnearia de Tartús, un histórico puerto fundado en la antigüedad por los fenicios. La promoción se hizo a través de un video difundido a través de la página de Facebook del ministerio. Bajo el llamativo título de “Siria, siempre bella”, muestra en dos minutos sus extensas playas con gente disfrutando del mar y divirtiéndose con motos de agua.
Esta singular campaña se da cuando el gobierno de Assad logró recuperar importantes territorios que estaban en manos de los terroristas del ISIS, gracias a la poderosa ayuda militar de Rusia, que bombardeó sin cesar a los yihadistas.
En Aleppo, ciudad donde los enfrentamientos han dejado más de 600 civiles muertos en agosto, destaca la destrucción de la Gran Mezquita Omeya, una de las mayores del mundo, por los bombardeos de la aviación gubernamental y los enfrentamientos entre las fuerzas de Al Assad y los rebeldes.
Siria, país árabe donde siempre hubo una gran tolerancia religiosa y desarrollo cultural y educativo, cuenta con numerosas bellezas naturales y sitios arquitectónicos antiguos. Pero la guerra que padece hace cinco años y medio barrió con gran parte de su rico patrimonio.
Entre otras calamidades sufrieron, por ejemplo, la destrucción a manos del ISIS de los antiquísimos templos de Baalshamin y Bel en Palmira, el robo de mosaicos en Apamea y el saqueo de los palacios de Mari. También está el caso de Aleppo, cuya ciudadela fue bombardeada incesantemente por las distintas fuerzas que confrontan en la región.
Tartús es un sitio turístico veraniego bañado por las aguas del Mediterráneo y ubicado a unos 160 km de Damasco. Allí hay un fructífero puerto que permitió el crecimiento económico de la ciudad. Pero también alberga la única base militar de Rusia en el extranjero. Fue levantada por la ex Unión Soviética cuando aún las reglas eran dictadas por los intereses de la Guerra Fría.
A pocos kilómetros de esta ciudad balnearia, promovida como lugar turístico, están Aleppo, Homs, Hama y otros centros urbanos sirios donde los combates diarios y los ataques aéreos dejan cuerpos despedazados y familias destruidas.
Lo llamativo es que el gobierno de Assad está dispuesto a mostrar un país activo, con una vida “normal”, pese a que en realidad viene siendo arrasado por la crueldad de la guerra.
Dentro de esta misma campaña, el Ministerio de Turismo realizó esta semana en Damasco el “Octavo Foro de Turismo”, donde participaron decenas de empresarios del sector. El eslogan fue sugerente, si uno tiene en cuenta la devastación que están dejando los enfrentamientos bélicos : “Una inversión pionera para un futuro prometedor”, rezaba en árabe.
Según la agencia oficial Sana, el ministro de Turismo sirio, Bishr Yazaji, dijo en el ceremonia de apertura del foro que el evento permitió “crear un ambiente prometedor para los hombres de negocios con el fin de ayudarles a invertir sus capitales en las inversiones turísticas”, y que “el movimiento del turismo no se detuvo en los últimos dos años, especialmente los internos y religiosos”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario