Cerdeña es la segunda isla más grande del Mediterráneo, después de Sicilia, y se encuentra justo en el corazón de este mar. Forma parte de Italia y en sus 24 mil kilómetros cuadrados habitan poco más de un millón y medio de personas divididos en ocho provincias.
Visitarla significa estar dispuesto a pasar unas vacaciones tranquilas frente al mar, disfrutando de la comida italiana con toques marinos y de la filosofía dolce far niente.
La naturaleza es la mayor atracción del lugar, pero no es el típico paisaje isleño con volcanes ardientes y palmeras con cocos, más bien encontrarás montañas bajas (la más alta es La Punta Mármora, que mide 1834 metros), ríos, lagos y bosques, uno de los más especiales y menos conocidos, es el bosque petrificado en la región de Martis, una joya arquitectónica natural de Cerdeña.
Hace unos 23 millones de años, había un gran bosque en esta región, que a lo largo del tiempo se fue fosilizando hasta transformarse en un conjunto de troncos huecos que hoy forman figuras caprichosas que, sin duda, son una muestra de que cuando la naturaleza quiere ponerse creativa, puede hacerlo.
Cualquier escenario de ciencia ficción se queda corto ante este original paisaje mineralizado que recorre todo el valle Rio Atlana. La buena noticia es que el turismo en masa aún no lo alcanzado completamente, por lo que continúa siendo un deleite para los amantes de la naturaleza que quieren admirar el paisaje por mucho tiempo y tomar fotografías originales.
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