Murió el último de los fundadores del Festival de Folclore de Cosquín
Un profundo dolor causó en Cosquín la muerte de José María Villanueva, más conocido como el Tío Pepe, un vecino histórico de la ciudad que integró la primera Comisión Municipal de Folclore y fue hijo menor de José María y María Pons y Huguet (los fundadores de la Confitería Europea) y un destacado empresario y comerciante.
Fue un vecino activo que participó de la vida institucional, deportiva y social coscoína y junto con sus socios tuvieron la Confitería Munich en la década del setenta, Revien´s en los años ochenta (junto a sus hijos Marcelo y Guducho), consolidándose como el boliche bailable más moderno de la región, y también se desempeñó como director de Turismo.
"Pepe” era el hijo menor de los españoles José María y María Pons y Huguet, quienes en 1913, comenzaron con el sueño de la Confitería Europea (que en agosto cumplirá 104 años), también fue presidente del Club Atlético Tiro Federal Argentino y el Club de Cazadores, Pescadores y Náutico de Punilla. El 26 de agosto de 1960, en la biblioteca del club Tiro Federal, se conformó la primera Comisión Municipal de Folclore de Cosquín, que fue presidida por el doctor Reynaldo Wisner y donde Villanueva, de treinta años, se convirtió en vocal de la misma junto a Santos Sarmiento, y otros vecinos con inquietudes que dieron impulso para que la ciudad sea la Capital del Folklore.
En su trayectoria comercial, junto a sus hermanos Juana, Eduardo y otros vecinos, se asociaron para construir en 1958, la Terminal de Ómnibus que el progreso le reclamaba a la ciudad. José María Villanueva fue un pionero e intuitivo que pertenece a una familia que siempre impulsó el progreso, generando fuentes de trabajo y formó parte de una generación de mujeres y hombres que decidieron construirse un mejor futuro, anteponiendo los sueños colectivos por sobre sus intereses personas y necesidades y apostó al consenso para vencer las mezquindades. Así pudo Cosquín dejar de ser un gran hospital "a cielo abierto” para transformarse en Capital Nacional del Folklore, donde muchos quieren estar, que consagra al mundo un sello único en su género y se convierte en el máximo emblema de la tradición patria. Esa transición no fue un producto de la casualidad, sino que el esfuerzo y la visión de su generación, transformó el sueño en una realidad. Y así es como el pasado sábado 20 de Mayo, lamentablemente nos abandonó a los 87 años de edad.
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