Agitar, apretar e incluso añadir un poco de agua en el bote de champúpara que salga la última gota es uno de esos pequeños obstáculos de la vida -inofensivos pero incómodos- que podrían pasar a la historia gracias a los avances de la tecnología. Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio ha desarrollado una botella de plásticocon la textura idónea para que el jabón fluya libremente.
La patente ha sido presentada y defendida en un artículo publicado en la revista Philosophical Transactions de la Royal Society. La técnica consiste en revestir el bote de plástico con unas estructuras microscópicas que mantienen las gotas de jabón suspendidas sobre pequeñas bolsas de aire. De esta forma, el líquido no entra en contacto con el interior del envase.
Las estructuras en forma de “Y” están hechas de nanopartículas de sílice o vidrio de cuarzo que evitan que se adhiera el jabón. Puede parecer muy complejo, pero la solución de este equipo de científicos es mucho más sencilla y económica que otras alternativas que se están desarrollando en otros lugares. Además, funciona con el polipropileno, un tipo de plástico que se usa comúnmente para envasar alimentos y otros artículos domésticos.
“Es lo que podríamos llamar un problema del primer mundo” dijo el profesor de ingeniería mecánica Bhushan. “Pero los fabricantes están realmente interesados en esto, ya que se fabrican miles de millones de botes que van a parar a la basura cuando todavía hay producto en ellas”.
La clave es la tensión superficial, es decir, la tendencia de las moléculas a agruparse. El Ketchup y otros salsas están elaboradas principalmente con agua y este tipo de líquidos tienden a juntarse entre sí más que a adherirse al plástico. Pero con los tensioactivos, las moléculas del jabón, pasa todo lo contrario: la tensión superficial es tan baja que se adhieren fácilmente a otras superficies.
Con las nanoestructuras, las gotas de jabón forman granos que se desplazan con facilidad. Los investigadores saben esto desde hace tiempo y han tratado de tallar diferentes formas en el plástico de forma manual mediante fotolitografía, la misma técnica que se emplea en la fabricación de chips electrónicos. “Eso es caro y lleva mucho tiempo” dijo Brown, estudiante de doctorado.
El polipropileno no es el material más usado en los botes de champú, pero se utilizaron más de 80 millones de kilos para fabricar botes y tapas durante el 2014 solo en Estados Unidos, según la American Chemistry Council. En este mismo año, han sido reciclados más de 20 millones kilos este tipo de plástico, clasificado con el número 5. Algunas empresas están trabajando mano a mano con los fabricantes y minoristas para favorecer el reciclaje y dar una nueva vida útil a estos productos.
“Todos nosotros luchamos con los botes de champú” dijo Bhushan. “Tengo unos cuantos [botes] en mi ducha justo ahora. Cuando trato de conseguir la última gota lo pongo al revés y mi esposa añade agua al bote, se pelea con ella por un tiempo y luego, cuando nos damos por vencidos, simplemente la tiramos a la basura”.
Cuando el invento de este equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio esté completamente desarrollado, se espera que el recubrimiento llegue a los fabricantes y que se aplique, no solo en los botes de champú, también en otros productos de plástico como dispositivos biomédicos o catéteres.
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